Edward Teach era el verdadero nombre del cruel pirata Barbanegra. Parece ser que era un hombre de gran altura (1,95m) que se ganó el apodo por su larga y negra barba que solía trenzar y adornar con cintas de color negro. Sobre su hombro, portaba una bandolera con tres pistolas.
Se cuenta que durante 27 meses atemorizó a los marineros del Atlántico y del mar caribe. Abordaba los navíos, se llevaba la carga y aniquilaba a aquellos que oponían resistencia. Atacaba siempre al amanecer o con la puesta del sol para ocultarse en las sombras. Mostraba una bandera aliada a los buques que iba a atacar y después enarbolaba la bandera pirata. Si las victimas se rendían, las dejaba con vida pero no mostraba ningún tipo de piedad ni clemencia con los que no lo hacían así. Cuenta también la leyenda que, para incrementar su aspecto amenazador, de demonio se ponía colgando del sombrero unas cerillas hechas con cuerda de cáñamo cuyo fuego y humo acrecentaban esa imagen terrorífica a sus enemigos.
En 1717 capturó un barco francés, lo llenó con 40 cañones y lo rebautizó como "Queen Anne's Revenge" La venganza de la Reina Ana.
En noviembre de 1718, Barbanegra se retiró a su refugio favorito en la isla de Ocracoke (En el Océano Atlántico) y allí celebró una descomunal fiesta donde el alcohol y las hogueras fueron los protagonistas. Varios ciudadanos de Carolina del Norte al ver que los piratas estarían allí bastante tiempo, enviaron cartas al gobernador Alexander Spotswood de Virginia. El gobernador envió dos de sus mejores barcos al mando del teniente Robert Maynard a apresar a los piratas.
El 21 de noviembre se desató la batalla entre Maynard y Barbanegra que fue sin cuartel: Barbanegra, a bordo de "Aventura" que así se llamaba su buque intentó escapar. Una de las naves de Maynard le cerró el paso, por lo que Barbanegra tuvo que maniobrar demasiado cerca de la orilla. Parecía que iba a encallar en la arena pero pareció encontrar un estrecho canal por el que pudo seguir navegando. Uno de los buques de la armada, al intentar seguirle sí quedó encallado en la arena y a merced del pirata. Barbanegra disparó sus cañones destrozando gran parte del barco y causando numerosas bajas a su rival. Los tripulantes que sobrevivieron se escondieron bajo la cubierta para que pensaran que los piratas habían vencido. Cuando los piratas los abordaron, los hombres de Maynard salieron a su encuentro. Fue una lucha sangrienta y sin cuartel. En un momento de la lucha Maynard se encontró cara a cara con Barbanegra con lo que se dispusieron para enfrentarse. Ambos dispararon sus pistolas, Barbanegra falló, pero Maynard no erró el tiro. Aún herido, Barbanegra desarmó a su contrincante con la espada. Cuando le iba a asestar el golpe final, uno de los hombres de Maynard lo atacó por la espalda, degollándo a Barbanegra. Barbanegra siguió luchando y fueron necesarios cinco disparos más y una veintena de cortes para parar a tan formidable adversario.
Maynard entonces pensó que la única manera de acabar con Barbanegra era decapitarlo completamente y, cuenta la leyenda, que cuando lo hizo, colgó su cabeza del bauprés (el palo principal de la proa) y arrojó su cuerpo al mar. Dicen que aún así, la cabeza gritó a su cuerpo "Vamos Edward" Mientras el cuerpo del pirata seguía nadando alrededor del barco antes de hundirse hasta el fondo. Desde entonces mucha gente sostiene que el fantasma de Barbanegra continúa buscando su cabeza en los alrededores de la isla de Ocracoke. En ocasiones el fantasma decapitado flota sobre la superficie del agua y en otras ocasiones nadando debajo del agua. Otros dicen ver una extraña luz que aparece en la isla de Ocracoke y, si el viento sopla hacia el interior, todavía se puede escuchar la profunda voz de Barbanegra diciendo ¿Dónde está mi cabeza?
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