Es un símbolo que estamos muy acostumbrados a ver y es curioso descubrir que una cosa que dabas por sentada que se trataba de un fruto del marketing, realmente tiene una historia interesante detrás:
Resulta que Bluetooth era el apodo que se ganó el rey vikingo Harald Batland. Un gran rey de la Dinamarca del s.X que, siendo también rey de Noruega, unificó a las tribus escandinavas y además fue el primer vikingo que se hizo cristiano. Tanto fue así que promulgó esta religión a su pueblo y la convirtió en la oficial del reino.
Cuando Ericsson, Nokia, Toshiba e Intel buscaban un nuevo estándar para conectar varios aparatos sin cables, los chicos de Ericsson, acordándose de este hecho (y de su apodo Bluetooth, que le venía dado porque tenía un diente completamente negro por la caries) Decidieron poner las iniciales de este rey (H y B) tal y como se escribían entonces, con los símbolos de sus runas correspondientes. Haglaz y Berkanan. Ambos, juntos formaban esa especie de B que tan fácilmente identificamos con este tipo de conectividad.
De este modo, al igual que el rey Harald consiguió conectar a tribus que no se hablaban entre ellas, el bluetooth consigue conectar aparatos que son, en esencia, distintos.
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