Cuentan las leyendas que cuando las nubes negras cubren el cielo de la costa cántabra, es porque ha llegado el Nuberu y quiere hacer de las suyas.
El Nuberu asturiano es un hombre mayor, alto, delgado, tuerto, feo, con barba gris, sombrero de pico de ala ancha. Normalmente viste de oscuro pieles o telas negras. También suele portar una larga vara o bastón. Este ser de la mitología asturiana, cántabra y gallega se divierte cambiando el tiempo a placer provocando nublados, tormentas, granizo e incluso lanzando centellas a árboles y animales. No duda en atacar a cualquiera que ose molestarlo.
Se le teme por los destrozos que generan en los campos y en los pueblos y a él se le atribuyen las ventiscas y las tempestades. Por ello, en las horas de oscuridad, los lugareños siempre encienden cirios y hacen tañer las campanas de las iglesias para intentar ahuyentarlo. Le temen principalmente los pescadores pues siempre se le achacan las galernas del Cantábrico (un temporal súbito y muy violento que incluye fuertes rachas de viento).
Otros nombres del Nuberu: Por toda la zona norte se le conoce por ese nombre pero en las zonas de Cangas del Narcéa, Somiedo, Tineo, San Antolín de Ibias y para los vaqueiros de alzada le llaman renuberu. También es muy conocido con el sobrenombre de Xuan Cabritu. Y por la zona de Extremadura, guarda muchas similitudes con el Entiznáu de la mitología hurdana. También parece guardar similitud con otros personajes legendarios como Thor o incluso con Odín, por ser tuerto como él.
La leyenda: Parece ser que el Nuberu vive junto a su familia en una alta montaña cubierta de nubes. Cuando sale de allí es para lanzar aguaceros y viento y descargar tormentas sobre los ciudadanos. Un buen día, el Nuberu pide hospedaje a un labrador de Taja, que lo acoge una noche. A la mañana siguiente, cuando el Nuberu se marcha le dice "Si vas por Egipto, pregunta por Xuan Cabritu" . Tiempo después el labrador tiene que partir a las cruzadas, dejando a su mujer en casa. En la lucha, es apresado por una horda de moros. Consigue escapar el intrépido labrador y, para esconderse, sube a una montaña cubierta de niebla. Llega a un pueblo donde pide cobijo a una mujer que, pensando que cuando llegue su marido le dará muerte, le ofrece pasar la noche allí. Cuando regresa el dueño de la casa, huele a cristianizu y le dice que salga de su escondite. Éste le dice que procede de Taja y el dueño de la casa (Que era el Nuberu) Le pregunta que si recuerda a un viajero que estuvo en su casa. El labrador recuerda entonces las palabras que le dijo al despedirse el Nuberu y éste decide devolverle el favor. Resulta que la mujer del labrador, al pasar el tiempo y pensar que habrían matado en las cruzadas a su marido, accede a casarse con otro hombre. El Nuberu le ofrece la posibilidad de llevarle en sus nubes si el labrador le ofrece un terreno en Taja donde poder descargar su tormenta. El labrador accede y el Nuberu le lleva volando a la iglesia donde se iba a celebrar la boda. La mujer al verlo no lo reconoce porque estaba muy cambiado pero reconoce una marca en el pecho del labrador y suspende la boda.
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